La interoperabilidad entre rollups es uno de los casos de uso más inmediatos para las redes de secuenciadores compartidos. Los puentes tradicionales entre rollups dependen del intercambio asíncrono de mensajes, lo que genera tanto latencia como riesgos de seguridad. Un usuario que bloquea activos en un rollup debe aguardar a que se confirme la operación antes de poder acuñar una representación en otro, ocasionando esperas que pueden ir desde minutos hasta horas. Los secuenciadores compartidos resuelven este reto mediante la inclusión atómica, ya que permiten que las operaciones de bloqueo y acuñación se agrupen y ordenen en el mismo lote. Este sistema reduce la latencia del puente y minimiza el riesgo de ejecución parcial, lo que resulta especialmente relevante para usuarios que transfieren liquidez entre múltiples rollups.
El arbitraje es otra aplicación destacada. Suele haber diferencias de precios entre exchanges descentralizados que operan sobre distintos rollups. Sin una ordenación sincronizada, los arbitrajistas se enfrentan al riesgo de ejecución: cuando una transacción queda finalizada en un rollup, en otro el precio puede haber variado. Gracias a los secuenciadores compartidos, es posible incluir paquetes de arbitraje entre rollups de manera atómica, mejorando la eficiencia en la formación de precios y limitando oportunidades para la extracción de valor de tipo MEV. Los primeros ensayos con arbitraje interdominios en las testnets de Espresso en 2024 han demostrado mejoras cuantificables en el deslizamiento y la fiabilidad de ejecución.
Los protocolos DeFi tienden a operar en múltiples rollups para ampliar su base de usuarios y el acceso a la liquidez. Por ejemplo, los protocolos de préstamos pueden ofrecer mercados aislados en diferentes rollups, aunque buscan una gestión unificada del riesgo. Los secuenciadores compartidos permiten coordinar acciones como el rebalanceo de garantías o la liquidación de posiciones en distintas redes, eliminando la dependencia de puentes lentos. De modo similar, las plataformas de derivados pueden diseñar instrumentos que se liquidan entre rollups de forma atómica, ampliando el campo de innovación en productos financieros complejos.
Las estrategias de rentabilidad componible se ven especialmente reforzadas gracias a la inclusión atómica. Por ejemplo, un usuario puede hacer staking de activos en un rollup, pedir prestados stablecoins en otro y utilizarlos en una estrategia de yield farm en un tercero, todo ello coordinado en una única secuencia. Sin una secuenciación compartida, estas estrategias se fragmentan y resultan vulnerables a fallos en cada paso intermedio. Aunque hoy la mayoría de implementaciones no permiten ejecución completamente atómica, la disminución del riesgo de inclusión ya supone una mejora significativa para desarrolladores y operadores.
El valor máximo extraíble (MEV) se produce cuando los productores de bloques o los secuenciadores pueden reordenar, incluir o excluir transacciones por beneficio propio. En un contexto multi-rollup, las oportunidades MEV no se limitan a una sola cadena, sino que abarcan arbitrajes, liquidaciones y ataques sandwich entre distintas redes. Los secuenciadores compartidos abren nuevas posibilidades y riesgos en este entorno.
En caso de centralización, un secuenciador que controla varios rollups podría capturar el MEV generado entre redes, creando mercados opacos y propiciando la fuga de valor de los usuarios. Por el contrario, las redes descentralizadas de secuenciadores compartidos pueden organizar subastas públicas de MEV, en las que los constructores compiten de manera abierta para incluir paquetes de transacciones inter-rollup. Espresso Systems ha pilotado estas subastas de secuenciación, inspiradas en el modelo de separación proponente-constructor (PBS) de Ethereum, que fomenta mercados competitivos en la ordenación de transacciones sin concentrar la captura de MEV. Estos experimentos indican que los secuenciadores compartidos contribuyen a un mercado MEV más equitativo, estandarizando el acceso y reduciendo la dependencia de canales privados.
Aun así, la mitigación del MEV sigue siendo compleja. Ni siquiera las subastas aseguran que puedan evitarse todas las formas de extracción de valor. La capacidad de componer operaciones entre rollups amplía la superficie de riesgo para estrategias MEV sofisticadas, y la investigación se centra en técnicas criptográficas como el cifrado umbral y las funciones de retardo para dificultar posibles abusos.
Las redes de secuenciadores compartidos añaden desafíos de gobernanza que no existen en arquitecturas de único rollup. Las decisiones sobre admisión de validadores, reparto de comisiones o actualizaciones de protocolo impactan de forma simultánea en todos los rollups conectados, generando una tensión entre la coordinación a escala de red y la soberanía individual de cada rollup. Si un secuenciador compartido toma una decisión que favorece a ciertos rollups y perjudica a otros, no existe todavía un mecanismo sencillo para resolver el conflicto.
Se están diseñando marcos de gobernanza modulares que permitan a los rollups conservar derechos de veto o abandonar la red sin interrumpir el servicio. El modelo de gobernanza de validadores de Astria, por ejemplo, posibilita que los rollups conectados participen en la gestión de parámetros de red mediante coordinación multipartita, conservando su autonomía a nivel de ejecución. El principal reto radica en escalar este modelo cuando existen decenas de rollups, evitando situaciones de bloqueo o fatiga de gobernanza.
Los secuenciadores compartidos prometen economías de escala, pero también concentran valor y riesgos. Al coordinar el orden de múltiples rollups de alto valor, la red se convierte en objetivo atractivo para ataques de censura, soborno o denegación de servicio. La protección de la red exige un alto compromiso económico y sólidos sistemas de penalización. Proyectos como Radius han probado a emplear activos reasegurados de plataformas como EigenLayer para fortalecer la seguridad, aunque esto introduce nuevas dependencias y riesgos ante penalizaciones correlacionadas.
La escalabilidad es otro reto técnico relevante. A mayor número de rollups participantes, aumenta exponencialmente el volumen de transacciones que debe gestionar el secuenciador. Garantizar baja latencia y un orden justo en varias cadenas resulta difícil. Entre las soluciones, se exploran el sharding de la red o la creación de capas jerárquicas de secuenciación, si bien estas fórmulas pueden reintroducir cierta fragmentación.
Pese al avance logrado, las redes de secuenciadores compartidos siguen en una fase incipiente. Hoy en día, los sistemas se centran en la inclusión atómica, no en la ejecución completa, lo que restringe casos de uso como derivados componibles o liquidaciones multi-rollup instantáneas. Aunque la mejora de latencia es significativa respecto a los puentes tradicionales, sigue sin igualar la componibilidad síncrona de las cadenas monolíticas.
La incertidumbre regulatoria es otro aspecto determinante. Si los secuenciadores compartidos coordinan actividad entre varias cadenas, pueden convertirse en foco de obligaciones legales o de cumplimiento, en especial en territorios donde el orden de transacciones se considera función regulada. Incluso en modelos descentralizados, la concentración de poder de ordenación puede atraer la atención de los reguladores financieros que buscan evitar la colusión o manipulación del mercado.
Por último, la adopción por parte de los usuarios depende del desarrollo de herramientas y la capacitación de los desarrolladores. Para crear aplicaciones que utilicen con seguridad la inclusión atómica, es necesario comprender modos de fallo sutiles y diseñar soluciones de respaldo. Sin SDKs robustos, APIs estandarizadas o documentación clara, la adopción masiva podría quedar por detrás del potencial técnico de estas redes.