La noción de superconstructor surge ante las limitaciones de los modelos actuales de secuenciadores compartidos. Aunque la inclusión atómica resuelve el orden de las transacciones, no garantiza la ejecución consciente del estado entre varios rollups. Se concibe el superconstructor como una entidad, o más exactamente, como una red descentralizada de entidades que agrupa transacciones de múltiples rollups, simula los resultados de su ejecución combinada y construye paquetes que, al ser incluidos, se ejecutan de forma atómica garantizada.
Esta arquitectura aprovecha las lecciones aprendidas de la separación proponente‑constructor (PBS) de Ethereum y de los mercados MEV multidominio emergentes. En la práctica, un superconstructor mantendría instantáneas de estado sincronizadas de los rollups conectados, lo que le permitiría identificar oportunidades entre rollups, como arbitrajes, liquidaciones o transacciones complejas multiprotocolo. Al validar los resultados de la ejecución antes de enviarlos, los superconstructores pueden ofrecer una verdadera composabilidad atómica, cerrando la brecha entre los entornos aislados de los rollups y la composabilidad fluida de las cadenas monolíticas.
La composabilidad universal es la próxima gran etapa en el diseño de blockchains modulares. Supone no solo la inclusión y ejecución atómica, sino también la coordinación coherente del estado en varios dominios. En este esquema, las aplicaciones ya no estarían limitadas por las fronteras de los rollups; los contratos inteligentes podrían interactuar entre cadenas como si perteneciesen a una única red lógica.
Alcanzar la composabilidad universal requiere superar varios desafíos. El primero consiste en verificar eficazmente el estado entre rollups: los secuenciadores o constructores deben garantizar que las transacciones dependientes se ejecutarán correctamente en máquinas virtuales y sistemas de prueba dispares sin sumar una latencia excesiva. El segundo reto es la estandarización de la mensajería: los rollups deben adoptar protocolos compatibles para pruebas de estado, formatos de mensaje y resolución de disputas. Por último, los incentivos deben alinearse para que validadores, constructores y rollups cooperen en lugar de competir de modo que la liquidez se fragmente.
Las investigaciones en 2024–2025 ya han comenzado a abordar estos retos. Proyectos como Espresso experimentan con pruebas de estado multidominio que pueden permitir ejecuciones atómicas, mientras que protocolos centrados en la intención como Anoma y SUAVE proponen redes de solucionadores que eliminan completamente las barreras entre cadenas. Estos avances dibujan un futuro donde la proliferación de rollups no implica pérdida de composabilidad, sino que impulsa un ecosistema Web3 más interconectado.
La evolución de las redes de secuenciadores compartidos está profundamente vinculada a los avances en disponibilidad de datos y en marcos de restaking. Capas de datos modulares como Celestia, EigenDA y Avail sirven de base para los rollups ligeros, pero también condicionan el diseño del secuenciado. Los secuenciadores han de garantizar que las transacciones ordenadas se publiquen de manera fiable en las capas de datos, permitiendo así la verificación sin confianza por parte de los nodos de los rollups.
Las soluciones de restaking, popularizadas por EigenLayer, han surgido como vía para fortalecer la seguridad de nuevas capas intermedias, incluidos los secuenciadores. Al rehypotecar ETH u otros activos en staking, los secuenciadores pueden reunir rápidamente garantías económicas sin exigir a los participantes un nuevo capital. Sin embargo, este enfoque entraña riesgos sistémicos: sucesos de slashing correlacionados o fallos en cascada podrían afectar a varios servicios intermedios simultáneamente. El equilibrio entre la eficiencia de la seguridad y el aislamiento sigue siendo un desafío abierto para las redes futuras.
Para los desarrolladores, el avance hacia los superconstructores y la composabilidad universal augura un modelo de programación más sencillo. En vez de idear aplicaciones en torno a puentes asíncronos y liquidez fragmentada, podrán orientarse a una interfaz unificada entre rollups. Esto hará posible productos financieros más sofisticados, DAOs multichain y experiencias de juego omnichain que aprovechen las ventajas específicas de cada rollup sin sacrificar la experiencia de usuario.
Los usuarios, por su parte, disfrutarán de interacciones sin fisuras entre rollups. Una wallet podría iniciar una operación que implique préstamos en un rollup, intercambio en otro y staking en un tercero, sin necesidad de utilizar puentes explícitos ni coordinarse manualmente. Las comisiones podrían compensarse entre cadenas y la liquidación ocurrir de manera atómica, minimizando la carga cognitiva y el riesgo. Esta experiencia de usuario refleja la tendencia actual de Web3 hacia la abstracción y arquitecturas orientadas a la intención, en la que los usuarios indican objetivos de resultado y no los pasos concretos de cada transacción.
Pese a su potencial, persisten varios obstáculos antes de que los superconstructores y la composabilidad universal sean una realidad aplicable. El primero es la escalabilidad: sincronizar el estado de decenas de rollups en tiempo real puede requerir infraestructuras específicas, incluidos canales de datos dedicados y aceleración por hardware. En segundo lugar, la seguridad: los superconstructores que coordinen lotes de alto valor entre rollups se convertirán en objetivos atractivos para la extracción de MEV y ataques de soborno, por lo que serán necesarias sólidas garantías criptoeconómicas y una gobernanza transparente.
La estandarización supone otro gran reto. Si no se generalizan los protocolos para la mensajería y las pruebas de estado entre rollups, continuará la fragmentación, con ecosistemas rivales desarrollando soluciones de composabilidad incompatibles. Iniciativas como Interop Alliance y la hoja de ruta centrada en rollups de Ethereum buscan promover la convergencia, pero lograr el consenso entre los diferentes actores sigue siendo complejo.
Por último, aumentará previsiblemente el escrutinio regulatorio. Conforme las funciones de secuenciado y construcción se consoliden en múltiples dominios, los organismos reguladores pueden llegar a considerar estas redes como infraestructuras críticas, sometiéndolas a un control semejante al de las cámaras centrales de compensación. Encontrar un equilibrio entre cumplimiento normativo y descentralización será una tarea delicada para los diseñadores de las redes.
Los próximos años traerán una intensa experimentación en arquitecturas de secuenciado y composabilidad. Redes de secuenciadores compartidos como Astria y Espresso probablemente ampliarán sus conjuntos de validadores e integrarán más rollups, mientras que los protocolos orientados a la intención evolucionan hacia mercados de solucionadores más generalistas. Si los superconstructores consiguen consolidarse, la arquitectura blockchain modular podría alcanzar un nuevo equilibrio: la ejecución seguirá descentralizada, pero la composabilidad se aproximará a la de los modelos monolíticos.
Este futuro redefinirá la percepción de los ecosistemas blockchain entre desarrolladores y usuarios. En lugar de optar por una única cadena para desarrollar o utilizar, las aplicaciones podrán abarcar varios rollups de manera flexible, eligiendo el entorno de ejecución óptimo para cada tarea y manteniendo garantías atómicas. Esta visión, antes teórica, se está materializando gracias a la convergencia entre secuenciado, disponibilidad de datos y coordinación inter-rollup.